lunes, 12 de diciembre de 2011

Clásicas diferencias

Por: Pablo Rios González

Barcelona venció una vez más al Real Madrid y este encuentro dejó varios detalles para analizar. Los DTs, como siempre, tuvieron mucho que ver. El Clásico del sábado, a pesar de que tuvo como resultado el que más se ha venido dando últimamente, dejó un sabor diferente. El Merengue llegaba de la mejor manera; líder absoluto con tres puntos de ventaja en La Liga, puntaje perfecto en Champions y un récord histórico de 15 victorias consecutivas después de 50 años. Todo esto de la mano de José Mourinho.

El Madrid era el favorito pero enfrente iba a tener a su eterno rival. El Barça llegaba casi que con la obligación de ganar si no quería que el Blanco se le siguiera escapando en la pelea por conseguir el título de La Liga. La influencia que tuviera la palabra de Guardiola sobre sus jugadores iba a ser fundamental a la hora de enfrentar este encuentro.

Durante todo el primer tiempo se vio en el equipo merengue lo que Mourinho –quien curiosamente había preferido tener un perfil bajo en la previa- pretendía: una fuerte presión en la parte de arriba. Esto hizo que los blancos consiguieran su único gol del partido –logrado por Benzema, quien una vez más inició en lugar de Gonzalo Higuaín- antes del primer minuto tras forzar el doble error de Valdés y Piqué. Ahí tenía que aparecer la fortaleza psicológica que caracteriza al Barça.

Ángel Di María, uno de los siempre elogiados por Mourinho y extremo derecho de los blancos fue fundamental en la ejecución de la presión con constantes ataques por la banda de Eric Abidal. El ‘Fideo’ hizo un buen partido pero la extraña e increíble falta de eficacia de Cristiano Ronaldo en este encuentro hizo que los de Mou solamente pudieran anotar un gol.

Pero Barcelona también tenía su jugador desequilibrante por una banda. El chileno Alexis Sánchez –delantero que Guardiola eligió por encima del canterano Pedro- hizo lo que se le dio la gana con el portugués Fábio Coentrão, que tal vez fueron los nervios por disputar un partido de tal calibre que no lo dejaron ver una sola pelota e incluso lo llevaron a cometer un par de faltas violentas. A pesar de estas entradas del lateral derecho, el partido fue más de fútbol que de cualquier otro deporte relacionado con las patadas, algo que ya se extrañaba cuando se enfrentaban estos dos equipos. La actitud de los del Madrid, para el bien del fútbol, fue diferente.

En el medio campo, Mourinho había iniciado con dos volantes de recuperación: Xabi Alonso (crack) y Lass Diarra. Este último simplemente no es un jugador para hacer parte del equipo de la capital española y menos para disputar un clásico. Perdido totalmente en el partido, no encontraba el balón cuando Xavi, Iniesta y Messi tocaban. Y ni hablar del que lo reemplazó en el segundo tiempo: Sami Khedira. Si bien Iniesta es un maestro que da cátedra de fútbol cada vez que pone sus pies sobre una cancha, también fue evidente que el alemán Khedira se memorizó cada una de las letras que el volante del Barça tenía en su espalda. El jugador de la selección germana es otro hombre que no le aporta mucho al Madrid y que en su lugar podría estar incluso algún suplente del conjunto culé como el malí Seydou Keita que Pep se dio el lujo de poner faltando 11 minutos para el final del cotejo.

Y es que una de las diferencias entre las dos escuadras que favorecen al Barça es el banco de suplentes. Antonio Adán, Raúl Albiol, Álvaro Arbeloa, Sami Khedira, Kaká, Gonzalo Higuaín y José María Callejón estaban sentados al lado de Mourinho. José Manuel Pinto, Maxwell, Javier Mascherano, Seydou Keita, Thiago Álcantara, Pedro y David Villa acompañaban a Guardiola. Si se analiza cada jugador, uno por uno, pienso que la diferencia 
es notoria.

Pero así como este elemento favorece a los blaugranas, un aspecto en el que el Madrid se aventaja muchísimo es el arco. Iker Casillas es, lejos, el mejor arquero del mundo. Este señor, a pesar del anti récord que se llevó de este encuentro al convertirse en el arquero con la valla más vulnerada en la historia del Clásico, hace del arco madrileño un objeto casi hermético. Pero el hecho de que el 1 de la Roja sea el más destacado en su posición no le quita mérito a Sergio Ramos... ¡qué jugador! Desde que volvió a jugar de central la defensa blanca es otra. Personalidad, presencia, seguridad y unas barridas impresionantes –aunque a veces con mala leche y exceso de violencia- es lo que le aporta este sevillano a la retaguardia madrileña.

Pero este defensor tiene que enfrentarse a los soldados de Pep, que así como los de Madrid cumplen a cabalidad con la presión alta que les exige Mou, en Barcelona siempre descresta la facilidad con la que se desenvuelven los hombres en cualquier posición que se les ponga sin importar si es la suya o no. El ejemplo más claro en este partido fue Cesc Fàbregas. Un volante mixto jugando de ¡NUEVE! No es la primera vez, pero sentar a David Villa, goleador histórico de la selección española, es algo bastante cuestionable… hasta que Fàbregas la mete.

El partido terminó 1 – 3 a favor del equipo de Pep. Partido en el cual dos de los mejores estrategas del planeta expusieron sus dotes y trataron de hacer lo mejor para sus clubes y si bien el resultado no cambió mucho, lo que sí se vio distinto fue la actitud de los jugadores blancos. A pesar de salir derrotados frente a su público demostraron gallardía, humildad y tolerancia durante y después del partido abrazando a sus colegas catalanes y felicitándolos por la victoria y el gran partido realizado. Lástima que de nuevo el entrenador haya salido a adjudicarle la derrota a cuestiones extra futbolísticas, en este caso, la suerte.

Sin embargo, Mourinho está cumpliendo con una gran temporada, lo cual se ve reflejado en la actitud de sus jugadores, la equidad de puntos con el Barça aún con un partido menos y el puntaje perfecto en Champions con actuaciones demoledoras. Las facultades de Guardiola son sabidas pero también es (casi) imposible que un equipo de Mou estando tan bien, se caiga por un partido. La Liga está buena otra vez y la Champions, ni se diga. 

Después de este encuentro, y como ya lo vienen haciendo desde el inicio de la temporada, ambos conjuntos seguirán buscando llevarse los dos trofeos. Real Madrid y Barcelona: dos escuadras muy diferentes con idénticos objetivos.

Twitter: @pabloriosg